Hasta que no deje de querer tener lo que tuve no me abriré a una nueva verdad.
Animarme a buscar la nueva organización del Yo, me da miedo.
Aunque entiendo, ahora, que más miedo me ha de dar, seguir usando el mismo instrumento de identidad cuando mi Ser solicita otro.
Es tiempo de hacer con el dolor que siento un nuevo recorrido.
Ya no he de buscar lo que tuve o lo que siento que me falto.
Mi Yo y mi Ser se unifican en esta dirección.
El dolor, sé que me guía a hacer algo con él, algo que va más allá de lo que hoy pueda conocer.
Una nueva forma de llevar el dolor será el perfecto sentido de mi Quien soy.
¡Sueno como una alabanza al dolor, pero juro! No es por el dolor mismo, sino por la luz qué hay adentro de él.
Es una luz de calma y entrega, que me une a mi presente donde encuentro la fuerza de Dios.
Que es Amor.
Que es liberación y una milagrosa sanación.
Agustin